Uno de los más grandes daños que se le puede hacer a la democracia es descalificar las palabras en medio de la sabiduría o acertividad que sustentan, nada más porque son emitidas por un opositor o por una persona no grata a los ideales de alguna forma de pensamiento. Como mi fin no es ser precisamente el más obtuso de los liberales o comunistas, debo darle la razón al ex presidente Andrés Pastrana al cuestionar duramente al actual mandatario de Colombia, Álvaro Uribe.
El que halla mencionado que Uribe prometió acabar con la guerrilla en 18 meses y que al día de hoy no halla cumplido; que el mismo dispusiera de una extensión de territorio nacional para reunirse con los paramilitares y se oponga a un similar con la guerrilla de las Farc; y que delegue en Venezuela las responsabilidades del intercambio, no hace más que pisarle dolorosos callos a la administración Uribe.
Lo impresionante del caso es que la opinión pública no castigará al presidente, lo cual, como ya he mencionado antes, somete al país a los desmesurados antojos de un líder irresponsable, 'voluble', violento, ególatra y arrogante como lo es el Presidente Uribe.
¡Que Dios nos libre de su mano grande y su corazón fuerte!
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