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Mostrando entradas de septiembre, 2007

Otra crítica a la egolatría uribista

Uno de los más grandes daños que se le puede hacer a la democracia es descalificar las palabras en medio de la sabiduría o acertividad que sustentan, nada más porque son emitidas por un opositor o por una persona no grata a los ideales de alguna forma de pensamiento. Como mi fin no es ser precisamente el más obtuso de los liberales o comunistas, debo darle la razón al ex presidente Andrés Pastrana al cuestionar duramente al actual mandatario de Colombia, Álvaro Uribe. El que halla mencionado que Uribe prometió acabar con la guerrilla en 18 meses y que al día de hoy no halla cumplido; que el mismo dispusiera de una extensión de territorio nacional para reunirse con los paramilitares y se oponga a un similar con la guerrilla de las Farc; y que delegue en Venezuela las responsabilidades del intercambio, no hace más que pisarle dolorosos callos a la administración Uribe. Lo impresionante del caso es que la opinión pública no castigará al presidente, lo cual, como ya he mencionado antes, so

Falsas espectativas

El día de ayer, el Presidente de la República dio unas declaraciones en las que aseguró que la guerrilla de las Farc pretenden engañar de nuevo a la comunidad internacional por medio de el intercambio humanitario. "No vamos a permitir que las Farc quieran valerse de la generosidad nacional e internacional para buscar el acuerdo humanitario simplemente como un conducto para posar de personajes de la Política". Escuchar semejantes acusaciones no me deja más que un mal sabor; ese que le queda a uno después de saber que los acercamientos entre ambas partes son hechos de mala gana, como para salir del paso y hacer ver a la otra parte como el 'malo' -y no digo que las Farc sean los buenos-, al que sólo le interesa sacar la mayor ganancia de tan desagradable situación. Valga la pena mencionar las declaraciones que hizo la senadora Piedad Córdoba en la última semana, en las que pedía -y con justa razón- que el gobierno nacional unificara posiciones al hablar de una "sin

¿Justificado baño de sangre?

Hace ya unos dos meses publiqué una pregunta en Yahoo! Respuestas en la cual, como mero ejercicio de investigación, indagaba acerca de las opiniones que generaba entre la gente la guerrilla de las Farc. Esperé varias respuestas, pero sólo llegaron dos. Una de una peruana diciendo que ella sabía por lo que estamos pasando en nuestro país; la otra de un colombiano, el cual, en medio de su ingenuidad informática aseguró que la pregunta estaba mal planteada o que yo desconocía las razones y las proporciones de la violencia en el país. Para evitar hacerme tedioso simplemente les contaré que tuvimos un muy interesante intercambio de opiniones por medio de e-mails, en los que me dejó saber que los paramilitares luchan por una causa justa, que son la respuesta del Estado a las guerrillas, que fueron necesarios porque -según él- el Estado tiene las manos atadas por la justicia. Saber éso me hizo hervir la sangre ¿¡Cómo así que hay personas que auspician las masacres sea de donde vengan!? A mí y

Mi victoria pírrica

Alguna vez, como todo hombre que se interesa por su desempeño sexual, me pregunté a cerca de las cualidades físicas de mi 'herramienta' de trabajo. Luego, lo miré con algo de compasión, como diciéndole 'si algo malo pasa, no es tu culpa campeón'. En esos momentos aparecen como caídos del cielo cientos de sexólogos que dicen que el tamaño no importa, que antes bien puede resultar molesto para alguna mujeres que hallas hombres con vergas desproporcionales, o, como me atrevo a decirlo, 'mástiles con patas'. Después de haberme dado algo se suficiencia moral para no cortarme las venas -o, aceptémoslo, cortarlo a él- tomé metro y regla en mano y lo afronté. Sabía que algo tenia que salir de ese incómodo enfrentamiento y que uno de los dos, él o yo, saldría victorioso. Allí estábamos, el uno frente al otro, mirándonos. Él, con su único ojo me atemorizaba, pero yo tenía -creía tener- las de ganar. Tomé el metro; él tomó forma. Lo atrapé con fuerza entre mis temblorosas

En dos ruedas

Últimamente he visto con algo de preocupación una serie de comportamientos irresponsables, estúpidos y obviamente peligrosos de la mayoría de los medellinenses al momento de conducir su vehículo automotor de dos ruedas, llamado también moto –que si se quiere además, ‘cicleta’-. Estos comportamientos van desde conducir sin casco, a sabiendas del peligro que implica semejante estupidez; pasando por la conducción en estado de embriaguez; hasta la competencias de velocidad, piruetas y malabarismo, situaciones que suelen ser unidas por un sólo animal en dos ruedas en un sólo día de ciega e irresponsable manejo. La situación se ha hecho inmanejable. Es habitual en la ciudad escuchar en horas de la noche –y no eximo de este tipo de aptitud irresponsable el día- motos que por su sonido y la velocidad en la cual se desplazan la le hacen a uno a compadecerse del horror que representa la urgencia sanitaria permanente (líquida, sólida o la mezcla de ambas) que tienen los pobres motoci

Eso de ser buen amante

Después de preguntarme si yo era -o más bien soy- un buen polvo ingresé a la mayor red de basura en el mundo, y no era precisamente el depósito de residuos sólidos, era: Internet. Con algo de temor de darme cuanta de algo que no quería saber digité en Google "buen amante". Lo que encontré fue un montón de basura...yo sabía que eso iba a pasar. Ingresé a algunos de los vínculos y ví que los decálogos que allí sugieren los cumplo a cabalidad. Seguro usted, extraño lector, pensará "Este pendejo dice ser un 'buen polvo' cuando sabe que no lo es...", pero le respondo: ¿para qué me hincho las bolas con alguien que no me conoce y, seguro, no conoceré? Eso me da algo de credibilidad. Pero, volviendo al tema, sabiendo que podía ser una basofia y que por tanto, podría estar dejándome llevar de unas mujeres que en algún momento quedaron satisfechas con cualquier 'polvillo' me arriesgué a leer algunas cuitas. Así que digité nuevamente en Google "

Torturando a un hombre pendejo

La siguiente, es la primera parte de una serie en la que compilo algunas de las blasfemias que suelen proferir algunas mujeres con el fin de sacárselo a uno de encima. Usted verá si a) las sigue diciendo, o b)es tan güevón como para dejar que se las vuelvan a decir. Si a usted amigo lector la han dicho esta frasecita, bienvenido sea al mundo de los echados por güevonadas. A este selecto grupo de ingenuos idiotas pertenecen el que lo echó la novia por no haberla llamado mientras ella estaba fuera de la ciudad; el que sin más lo dejaron sin su ración diaria de lengua porque la vieja, un mes después de formalizar la relación se ‘cansó’ de él; el que lo echaron por el retorno inesperado del ex de su novia, aunque él nunca lo supo; y al que le negaron definitivamente los placeres bucales porque la noviecita en una fiesta se chupó a otro y le quedó gustando. Si alguna vez le han dicho semejante frase, sea usted bienvenido y disfrute desde hoy de su membresía que le garantiza ser

Diccionario de Parlache

En mi afán por conservar una buena forma de expresión, me puse a la tarea de hacer este 'pequeño' texto. Después de analizar, tolerar y soportar la perversa dicción y composición lexical de algunos fonemas del 99,9% de las personas en la ciudad de Medellín y sus alrededores, me he tomado el trabajo de gastarle un poco de mi tiempo a la reposición de tan obscuros lingüísticos males, así que le recomiendo tome atenta nota. A parte de perforarla con un piercing, otro de los malos uso que le podemos dar a nuestra lengua está dado en el abuso de palabras tales como las siguientes: HAIGA: Ésta pequeña y horrible palabra es, para infortunio de la sociedad antioqueña, propiedad de esta arrogante cultura paisa. Es usada en oraciones como “ojalá haiga traído la tarea” , “conpre de lo que haiga” o el tan reconocido por todos los colegiales: “Ojalá mañana no haiga clase” .  Recomendación: Para corregir la incorrecta invención de tal espresión use la válida variación