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Dulce canto de sirena

Hace unos días degusté de algo nuevo para mí. Una amiga me presentó por medio del Messenger otra amiga suya. Como yo soy un tarado para los asuntos del corazón y más para la cacería que hembra -he llegado a creer que sin un empuje y si por mí fuera estaríamos condenados a la extinción-, pensé que lo mejor sería enviarle a la sujeta ésta un e-milio en donde me presentaría como soy, o por lo menos lo intentaría.

Así que cogí fuerzas de donde normalmente no tengo y le escribí. Le dije, palabras más, palabras menos, que yo soy un cualquiera que he escuchado algunas referencias de ella por una amiga; que me interesaría intercambiar caca dialéctica con ella; que si le no le parecía un babosos que me escribiera, o si no, me podía enviar al carajo cuando ella lo quisiera. Me esforcé como pocas veces y obtuve un buen resultado porque pocos días después apareció en mi MSN una invitación en la que aparecía el correo de ella para que nos pudiéramos charlar un poco por ese medio. Así que, como era apenas obvio, señalé que sí.

Cerca de dos días después sostuvimos la primera charla, y me dijo que la amiga común nos hizo el puente, que ella no se opuso y que así se interesó por charlar conmigo. No tardé mucho en darme cuenta de que la sujeta es muy inteligente, además de linda. (Quepa mencionar que por aquella época yo estaba en medio de una crisis con mi novia, así que se unieron mi hambre con mi necesidad.) En medio de todas esas me embobé con ella (como es ya costumbre en mí con mujeres de sus cualidades) y la invité a salir. Me dijo que no, porque tenía un parcial -o una decena de ellos, no sé realmente- y que por tanto no podía. Me resigné y allí fue Troya.

Decidí, porque en repetidas ocasiones ella me había dejado de lado en las pláticas messengerianas, no volver a hablar por impulso propio con ella; que si íbamos a hablar fuera por que ella tomaba la iniciativa. Y así fué, aunque en medio de mi muy precoz traga eso dolió (como es ya costumbre en mí con mujeres de cualquier cualidad). Solté lágrima, no por ella (solamente), aclaro, sino por todo lo que se juntó en ese momento. Y es que entiendo por qué lo hice, porque mientras dejaba una relación, intentaba construir una.

Al fin de cuentas, cuando todo ya indicaba que esa rápida relación iba de anos al purgatorio sentimental, me dí cuenta que ella estaba pasando por algo más complicado aún, y era que realmente estaba terminando con el novio. Supe que tuvieron una relación bastante larga, así que ella se aferró fuertemente a lo que alguna vez tuvieron y que por tanto yo simplemente era el amigay. Un amigo que apareció en el lugar y momento equivocado, y que en caso de que el pasado novio no hubiera existido, uno sería el mejor amigo, el hermanito (como es ya costumbre en mí con mujeres de sus cualidades), y yo no estaba para eso.

Después de saber esto, comprendí su dolor (porque al fin de cuentas es muy similar al mío, colo que visto desde otro punto); entendí que no quería que un pendejo como yo le enredara la mente con tonterías. Respeté su duelo; acepté que era muy pronto para querer algo 'serio' con quien difícilmente podía conocerme y que, tal como se lo dije a ella y a la amiga puente, yo me guié por cantos de sirena, porque allí de ella nunca hubo nada. Que en medio de mi insaciable búsqueda de amor -¿y qué si suena cursi?- le mostré algo que nunca le había mostrado a una mujer y es la valentía; tuve idiotas ilusiones y vi algo donde nunca lo hubo.

Ahora ella es algo así como una amiga que vive en La Patagonia o en la Conchinchina, porque sólo la he visto por medio de la webcam, y así seguirá siendo, para no ser una molestia para ella -ya que vale la pena ser conservada como amiga (ya dí el primer paso siendo el consejero sentimental de la niña)- sino para evitar lastimarme aún más con algo nunca valió la pena. Será esperar algún día en donde tendré, para saciar mi se de afecto, una poca de cariño, no de amiga, de mujer.

Comentarios

Anónimo ha dicho que…
Ayer, por medio del vil sentimiento que representan los celos abrí mis ojos y me di cuenta de la cruda realidad...un sireno me canta y yo a él. Y encima de todo soy tan cínica que le he dicho que no le correspondo, cuando en realidad me muero por aceptar la idea de que me brinde cariño.
Lo cruel, es que gracias a mi cobardía y a mis mentiras perderé a mi dulce sireno si no hago algo pronto. Y lo peor, es mi terrible miedo a que mi sireno se convierta en un hombre real y cercano, enamorarme más de la cuenta y quedar expuesta al sufrimiento que me quiera o pueda ocasionar los probables problemas de esa relación.
Lo más triste es que....
""Él no puso mis miedos, donde estan guardados, y mejor no intente quitarlos, porque al hacerlo lo desgarro
Ya no puedo soñar mil veces las mismas cosas, ni contemplarlas sabiamente, porque yo no se tratarlo suavemente...
Me comporto de acuerdo, con lo que me dicta, cada momento, y esta inconstancia no es algo heroíco, es más bien algo enfermo...
Dejaré de soñar mil veces las mismas cosas, y contemplarlas sabiamente, porque yo no se tratarlo...suavemente.""
Att: Vil y cobarde

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