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Comiendo muerto

Los pensamientos de un cualquiera-21022008
Alex Esteban Martínez H.*

Muerto Carlos Castaño, todas las culpas van a parar a su tumba. Las declaraciones por parte de los ex jefes de los grupos paramilitares en todo el país, para el proceso de reinserción, dejan mucho que desear.

Si bien es cierto que con un fusil apuntando a la cabeza es difícil levantarse u oponerse contra quien lo porta, también es difícil de creer que los Mancusos, Jorges 40, Ernestos Báez, Don Bernas, etc, tuvieran voluntad de niños. Ha sido Carlos Castaño, según palabras de sus anteriores compinches, el mayor autor intelectual de miles de asesinatos en el país -y, viéndolo bien, es cierto-. Lo extraño del asunto es que, al parecer, ellos han sido las víctimas o, en su monstruoso defecto, los héroes.

Una de las órdenes de Castaño fue "propinar mil bajas al enemigo en menos de 15 días", asegúró en su versión libre Jorge 40, a lo cual añadió que "ninguno estuvo de acuerdo con esa orden, pero la dio y había que cumplirla". Pero no seamos negativos; ya que nos embarcamos en un viaje camino a la paz, lo mínimo que podríamos intentar es creerles.

Aclaro, antes de que me crucifiquen por una lectura malintensionada, que no estoy excluyendo de sus responsabilidades a los confirmadísimos huesos de el menor del clan Castaño. (Recordemos, la posibilidad de que los huesos examinados no le correspondan es de una entre mil millones) Lo que no me cabe en la cabeza son los demás crímenes cometidos por las autodefensas: ¿qué hay de las otras tantas masacres? ¿Quién ordenó los otros miles de asesinatos? ¿Quien quiso despedazar a los campesinos? ¿Dónde está el responsable de las desapariciones de tantos?

Los colombianos que no estamos embuídos por las telenovelas o abstraídos por nuestra miseria y que aún creemos en el fin racional del conflicto necesitamos respuestas.

Como ya lo mencioné, ya nos montamos en el plan de hacer la paz con un grupo armado y la ley ha sido generosa; ya que algunos intentaremos creerles, ellos deberían contar todo y aceptar sus responsabilidades individuales. Casos esporádicos de Alzhaimer, enfermedades sacadas de los pelos o señalamientos a los muertos no encajan con la perversión y la dureza propia de los guerreros que les conocimos antes de la desmovilización.

Las declaraciones de los caciques paramilitares para Justicia y Paz no aclaran ni dicen nada, en cambio en las versiones de los paras 'rasos' ni la vejez, ni las órdenes de los superiores no han sido excusa para aceptar que jalaron que gatillo.

No dejo de pensar que tantos olvidos, tantas impecisiones y tantas excusas hacen parte de un juego con la verdad que han montado desde Itagüí: mientras se roen los restos de Castaño (y por ahí derecho los de los desaparecidos y los arrojados en fosas comunes) se lavan las manos de sus culpas, sus balas sus órdenes. Como dirían, "ganando indulgencias con padrenuestros ajenos". Aquí los paras están ganando indulgencias señalando pecados ajenos.

*Autor del blog. Estudiante de Periodismo.

Comentarios

Unknown ha dicho que…
Hablar de las respuestas vacias y la aceptación de la culpa es sin duda un paso importante que deberían dar... lo que sin duda alguna me preocupa y le sumo a lo anterios es el cinismo que tienen . Y no sólo el de lavarse las manos con un muerto, sino. Además, de seguir delinquiendo desde la carcel.

Lo mínimo que podrían hacer en estos momentos es sincerarse definitivamente y asumir el duro peso de la ley, y digo lo mínimo con un poco de rencor y si se quiere de dolor patrio, pues aún me parece inconcebible que mientras ellos allá hechan barriga, se lavan las manos y organizan delincuencia común, halla muchos desplazados pidiendo limosna en nuestras calles, muy probablemente víctimas de sus atrocidades ¿Dónde estará el estado que tanto necesitamos? ¿Es acaso justo que esos paras tengan techo y comida y sus víctimas no? ¿Es acaso tolerable que encima de pasar lo que pasa se laven los manos con un carcomido cadaver?....no hay derecho, ni ley, ni nada que sirva en este caso.

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